La morfología humana en la parte anterior del tronco es ligeramente diferente respecto al sexo debido a los senos femeninos, que limitan parcialmente la adaptabilidad de un tatuaje en la mujer.
En el resto del torso también encontramos el problema del vientre, ya que es una zona que cambia mucho de volumen al ganar o perder peso, y más aún en las mujeres en cinta. Al estirarse mucho la piel pigmentada el tatuaje puede expandirse y deformarse, y al recuperar un estado normal es posible que mantenga este estado.
Es por esto que las personas con tendencia a engordar y adelgazar con mucha facilidad o las mujeres con intención de procrear deben considerarlo detenidamente antes de realizarse un tatuaje sobre el vientre, en especial si tienen una piel poco elástica o con tendencia a las estrías. En estos casos es prudente desplazar la ubicación del tatuaje hacia la zona inglinal, sobre el estómago o hacia los laterales, para que no ocupe la zona de mayor expansión y no peligren la integridad y el atractivo estético de la obra.
En el caso de personas con una complexión estable, ya sea gruesa o delgada, el vientre puede ser tatuado despreocupadamente. El ombligo suele representar un problema a la hora de componer en el vientre, ya que si queremos una pieza grande y centrada el diseño puede verse interrumpido por su presencia, por lo que debe preveerse con anterioridad para que el elemento principal no se vea perjudicado.
En esta zona son muy comunes los textos con una ligera curvatura ya sea por encima, por debajo o alrededor del ombligo. Si se tatúa toda la periferia el ombligo debe ser el centro circunferencial del texto, que debe contener varias palabras para que resulte legible. Si el texto va a ubicarse solo sobre el ombligo o debajo suya, la curvatura debe ser menor para adaptarlo a la forma superior del abdomen, donde terminan las costillas pero a cierta distancia. En el caso del texto en la zona inferior al ombligo tenemos la libertad de insertarlo totalmente horizontal con la excusa del corte del abdomen como elemento compositivo. Podemos incluso también curvarlo hacia abajo, orientándolo hacia el sexo en lugar del ombligo.
Si queremos ubicar un texto o un diseño de cualquier otro tipo a un lado del vientre, este debe ser eminentemente vertical y alargado, y su eje central puede estar centrado con este hemisferio, recayendo aproximadamente bajo el pezón o alejarlo del ombligo. Si se quiere hacer un texto horizontal lo ideal es llevárselo debajo del pecho, en las costillas.
La zona del costillar anterior es una de las pocas zonas del cuerpo que demanda una estructura inclinada, cuya diagonal se traza en base al juego que realizan las costillas y el serrato en la zona inferior al pectoral y la axila. Esta ubicación es especialmente sugerente y atractiva, en especial en el cuerpo masculino, y puede continuarse hacia abajo modificando su dirección hacia la vertical para buscar el exterior del abdomen. El que la zona intercostal requiera una disposición inclinada no nos obliga a que la forma en sí deba ser diagonal, sino que el movimiento que genera la composición debe seguir la dirección de la estructura sobre la que se sitúa.
La zona del costillar anterior también acepta tatuajes pequeños y es una zona muy demandada por usuarios de ambos géneros, aunque el sexo femenino está claramente más inclinado a solicitar esta ubicación.
También las mujeres tienden a realzar el pecho con tatuajes en la zona inferior central mucho más que los hombres, sobre el estómago, y a menudo se alargan por el esternón y bajo la caja torácica de manera que envuelvan los senos. Este tipo de tatuajes crean un efecto reafirmante y además ayuda a captar la atención del público por tener cierto carácter sensual.
En lo referente al pecho, es una zona en la que tenemos tres elementos compositivos; clavícula, esternón y pectorales, y podemos acomodar el tatuaje a cualquiera de estos.
El pectoral es un músculo redondo que puede ser fácilmente ocupado por un tatuaje de forma similar. Podemos también hacer una forma más parecida a la del músculo, a modo de lengua, en la que la punta redondeada quedaría junto al esternón y el corte de la base sería el de la unión entre el pecho y el hombro.
En el caso de la mujer este recurso resulta menos estético debido a la caída del seno. Si el tatuaje es más pequeño que la totalidad del pectoral en la mujer quedará mejor centrado y en el hombre habrá que llevárselo hacia el hombro, tanto más cuanto más pequeño sea el tatuaje.
Sobre el esternón podemos situar tatuajes de cualquier tamaño, aunque los de dimensiones reducidas funcionan bastante peor. En esta zona un tatuaje puede tener una forma circunscribible, aunque funciona de mucha mejor manera si apuntamos la base y abrimos dos puntas en la parte superior de forma que se amolde por la parte inferior al cierre entre los pectorales menores y arriba se abra como unas alas siguiendo la dirección de la cintura clavicular.
La clavícula tiene gran presencia en la zona pectoral, siendo el elemento que delimita la frontera superior. Tanto si un tatuaje grande está centrado como en un pectoral u ocupando la totalidad para que funcione correctamente en el cuerpo debe estar acondicionado a la forma clavicular. Esto es debido a la protuberancia que muestra y que, junto con la cintura pélvica, la clavicular es el otro elemento anatómico que define el movimiento y el equilibrio humanos. La cintura inferior define más al sexo femenino y la superior al masculino, aunque en ambas debe haber una conexión en la que se basa la armonía. El cuerpo humano debe inclinar la línea imaginaria que pasa por los hombros en el ángulo inverso al que esté inclinada la que pasa por las caderas para estar en perfecto equilibrio y adoptar una pose armónica y natural.
Es poco prudente arriesgarse a enrarecer con la tinta una de estas zonas ya que el ojo humano puede advertir inconscientemente esta descompensación en una zona en la que la direccionalidad de dos elementos relativamente pequeños resumen el movimiento de todo el cuerpo. De todas formas es muy fácil respetar la forma y dirección de la clavícula, ya que dibuja dos líneas rectas con una ligera inclinación en “V” que convergen sobre el esternón. Es la única región del pecho donde puede acomodarse un tatuaje alargado, pudiendo ceñirse al extremo interior del pectoral y curvarse para acompañarlo por su parte baja incluso hasta su continuación por la espalda, por la parte inferior del trapecio, donde se intuye que continúa la clavícula. Si queremos que el tatuaje alargado acompañe ambas partes de la clavícula anterior, podemos adaptarlo a las líneas rectas que lo definen y acabarlo en un vértice o bien trazar una ligera curva ascendente que suavice y unifique la dirección. Este recurso es muy común a la hora de introducir textos en el pecho.
La clavícula es un elemento determinante en esta zona, pero la mejor forma de respetarla es acompañarla justo por debajo, sin invadirla. Es un condicionante que impone una dirección, pero para que sea correcta su exaltación no hay que tatuarla, sino subrayarla, ya que al ser tan protuberante se enrarece si se pigmenta. Asimismo, la parte que queda por encima no suele ser tampoco muy factible de tatuar, ya que su dirección entraría en conflicto con la de la parte superior del trapecio en un espacio demasiado pequeño. La única forma de suplir esta carencia sería mediante un tatuaje con forma triangular cuyos lados que delimitan su ángulo más agudo sigan con rotundidad ambas direcciones.
Solo tenemos una excusa para tatuar una clavícula, y es que estemos complementando un tatuaje que ocupe al menos dos de las cuatro regiones que la rodean, a saber, pecho, hombro, espalda y cuello. En esta situación en la que la zona tatuada sobrepasa los límites de una región muscular tenemos licencia para pigmentar la piel sobre el hueso clavicular en beneficio del carácter estético del motivo y la unidad entre sus partes.