El arte está dividido en dos grandes grupos; arte plástico y arte secuencial. Entre las artes plásticas encontramos la pintura, escultura, dibujo, fotografía, tatuajes*, cerámica, arquitectura, etc. Son obras que se pueden observar cuanto tiempo sea necesario para admirar todos los parámetros de realización y expresividad. Pueden ser vistas en un momento o dedicárseles todo el tiempo del mundo a su contemplación.
Las artes secuenciales sin embargo tienen un tiempo definido para ser disfrutadas. El cine, la música, el teatro e incluso la literatura (dependiendo de la velocidad de lectura del lector) tienen un tiempo concreto de duración, duran lo que duran. Siguiendo estas directrices podemos encontrar un tipo de arte que abarca a ambos, plástico y secuencial; el cómic. Popularmente desacreditado como un arte menor, podemos sin embargo considerar el cómic como la más completa de las artes.
El cómic tiene mediante el dibujo y la composición ya sea dentro de las viñetas como en el diseño de las páginas la calidad plástica necesaria para dedicar a nuestro deleite cuanto tiempo queramos ofrecerle, y a la vez es secuencial al contar una historia. Esta historia puede ser narrada solo gráficamente o con el apoyo de la literatura, y no tiene la limitación de tiempo que poseen las artes exclusivamente secuenciales.
El arte del cómic es mucho más antiguo de lo que parece. Pueden considerarse cómic las pinturas y bajorrelieves de los egipcios, los griegos y los romanos. Los códices precolombinos son también precedentes del cómic moderno. En el período del románico en el que la mayor parte de la población era analfabeta en los pórticos de iglesias y monasterios se esculpían bajorrelieves con fines didácticos religiosos. Narraban historias gráficas, luego encajan con la definición de cómic.
Con la invención de la imprenta y más tarde de la litografía el cómic comenzó a adquirir un carácter más parecido a la concepción de su significado moderno. A principios del siglo XIX la prensa fue un importantísimo precursor de esta forma de expresión, dado que es un medio de comunicación de masas. El cómic introducido en páginas de periódicos puede tener carácter de crítica social o política, a menudo con carácter humorístico y sarcástico (tiras cómicas). Puede constar de una sola viñeta o de varias, tener magnitudes de libro o carecer de texto. Si contiene texto puede ser una narrativa en tercera persona o contener bocadillos en los que introducir los diálogos de los personajes u onomatopeyas que se integran en el campo gráfico.
El cómic ha sido propuesto como el noveno arte por historietistas como Maurice de Bévère “Morris” (1923-2001) o Francis Lacassin (1931-2008), pese a ser mucho más antiguo que el séptimo y el octavo (el cine, de 1886 y la fotografía, de 1825). Este lenguaje tan amplio ha influido en campos como la publicidad, el diseño gráfico y editorial, la moda, la pintura (muy presente en el Pop-Art), la literatura o el cine.
Las tres mayores fuentes de estilos son la estadounidense (Cómic), la francesa (Bande Desinée) y la japonesa (Manga). Cada una tiene sus propias características muy diferentes en estética, y resulta imposible en este campo determinar unas características comunes que engloben a todos ellos. Esto es debido a que hoy en día hay una indescriptible variedad de soportes relacionados con el cómic como el dibujo animado, el cómic animado, e-cómic, novela gráfica, etc. En términos generales el cómic tradicionalmente ha tenido un tratamiento específico de la línea*, siendo esta de suma importancia.
Aunque la realización de cómics en soporte virtual ha eliminado esta cualidad de su condición de característica general del cómic, debemos tenerla en cuenta como tal si queremos definir unos parámetros comunes a este estilo. La línea es un recurso esencial en el cómic tradicional. Con ella se define a los personajes, los escenarios y se delimitan las viñetas. Las ilustraciones pueden ser realistas*, caricaturistas o con una estética muy personalizada. Tradicionalmente los cómics deforman el dibujo de los personajes para bien idealizarlo, caracterizarlo o diferenciar a los personajes.
El uso del color* en el cómic tradicional es habitualmente bastante plano, dado que el modo de impresión antiguo no permitía la cuatricomía, de manera que las ilustraciones solían ser en tintas planas en blanco y negro, donde el blanco es el propio del papel, o bien con tintas planas*, lo cual obligaba a reducir la variedad cromática debido a que a más colores más costosa era su producción. La forma de conseguir un degradado de un color a otro era mediante la inserción de un color punteado sobre otro plano, herencia del modo de impresión propio del periódico y efecto que hoy en día es un recurso muy extendido en la publicidad y el diseño gráfico. También es frecuente el uso del punteado en serigrafía. Tras ser llevada la cuatricomía al formato cómic no hay limitaciones con el número de colores o con su degradado.
La temática del cómic está totalmente abierta. Podemos encontrar en esta forma de arte historias de ciencia ficción, bélicas, eróticas, de superhéroes, novelas, humor o cualquier otra que se nos ocurra, luego no podemos resumirla en unas líneas generales.
Dentro del tatuaje el estilo del cómic no es uno de los estilos más populares, aunque cuando un tatuaje lleva este sello es muy fácilmente reconocible. No solo cuando se representa a personajes reconocibles de este mundo, de hecho pueden realizarse seres sacados de sus páginas sin darle esta estética. Cuando hablamos del estilo cómic en el tatuaje no podemos decir blanco o negro, sino que existe una amplia gama de grises con la que este puede influenciar en el diseño del tatuaje.
Si un tatuador es o ha sido aficionado al cómic muy posiblemente influirá en su forma de diseñar flashes* de tatuajes. No hay que olvidar la gran variedad de campos artísticos o de diseño a los que el cómic ha servido de inspiración. Una de las formas más reconocibles de localizar un diseño de tatuajes con influencia del cómic es por el uso de la línea. La línea de este estilo, ya sea gruesa o delgada tiene una forma cerrada muy característica. No quiere esto decir que todos los estilos de tatuaje que tengan este tipo de línea estén basados en el cómic, como el japonés o el tradicional americano, aunque el “New School” sí puede decirse que denota una variación del “Old School” con una caracterización fuertemente emparentada con el cómic.
También la caricaturización suele estar muy familiarizada con esta forma de expresión. La exageración de la musculatura o de los rasgos faciales sirve para caracterizar a los personajes de las páginas de los historietistas así como también puede hacerlo en la piel de los coleccionistas. El uso del color suele ser con tonos muy vivos y abundancia de colores primarios y secundarios, aunque estas características no son condicionantes.
En conclusión, no es excesivamente habitual encontrarnos el estilo del cómic en estado puro en la técnica del tatuaje, pero si sabemos filtrar la imagen hallaremos multitud de flashes influenciados por él.
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