4.20 EL TATUAJE TRIBAL (CSEC, POR SERAFÍN RABÉ)

 

Cuando hablamos del estilo tribal* no queremos referirnos a esos horribles dibujos que adornan las puertas de los coches tuneados. Aunque también veamos estos diseños en el cuerpo de la gente, el tribal del que estamos hablando no tiene nada que ver con esta evolución fruto del diseño de marketing de finales del siglo XX enlatada y carente de significado. Precisamente significado es lo que no falta a ninguno de los diferentes estilos que vamos a tocar en este amplio apartado.

El tatuaje* tribal es todo aquel que es realizado dentro de la tradición de lo que en occidente llamamos tribus indígenas, es decir, que mantienen poca o ninguna relación con el resto de las civilizaciones y conservan las mismas costumbres y creencias desde antes del desarrollo, a veces por cientos y hasta miles de años.

Hemos tratado ya varios estilos de tatuajes propios de culturas que viven o vivían de manera tribal como los de las islas del pacífico, los celtas o los mayas. A estos les hemos dedicado un apartado exclusivo debido a que son culturas más ricas y extendidas, de las cuales nos ha llegado más información y han influido más en el tatuaje contemporáneo.

 

Tatuaje maorí en el brazo

 

Pese a que culturas tribales hay en los rincones más insospechados del mundo y la gran mayoría tienen alguna costumbre respecto al tatuaje, la escarificación* u otras formas de modificación del cuerpo, resulta curioso que podamos establecer ciertos patrones comunes para casi todas ellas.

Debido a no estar industrializados, estas tribus deben recurrir a métodos más tradicionales y rústicos. Estos métodos suelen ser más lentos y dolorosos y no suelen permitir mucho más que tintas planas* y líneas*. Como en la mayoría de ellos lo que cuenta es su simbología, es bastante habitual que muchos de ellos se resuman a conjuntos de signos lineales.

Otra característica común a la mayoría de estas tribus es la ubicación de la tinta en la piel. En estas culturas el tatuaje está arraigado a sus creencias y costumbres más ancestrales, por lo que no solo está bien visto sino que es tratado con el máximo respeto y exhibido con el máximo orgullo. Curiosamente, las culturas en las que el tatuaje es bien acogido suelen tatuarse primeramente en la cara, manos y antebrazos, zonas siempre visibles frente a la tendencia a ocultarlos del mundo desarrollado por la menor aceptación social.

En la isla Siberut, en Indonesia, se haya la tribu Mentawai, que vive en la jungla con las mismas costumbres que hace tres mil años, en perfecta armonía con la naturaleza y sintiendo gran respeto por todo lo que ella les proporciona. No está del todo claro si sus orígenes están en Polinesia o en la isla Nias, lo que sí podemos afirmar es que comparten la técnica con el estilo de palilleo realizado en las islas del pacífico.

El “titik Mentawai”, el tatuaje tradicional de esta tribu se realizaba con una gruesa espina de árbol. En la actualidad atan una aguja de coser a un trozo de madera y utilizan otro trozo para martillearlo contra la piel. Esta técnica puede ser herencia del estilo polinesio o bien fruto de un intercambio cultural, dado el nomadismo a través del mar de los polinesios y la gran curiosidad y aceptación de los mentawai hacia las costumbres de otras civilizaciones.

 

Iconos tribales

 

Los mentawai creen en los espíritus de la jungla y veneran también los cuatro elementos; fuego, aire, agua y tierra, entre los cuales se mueven los espíritus de sus antepasados. Los “sikere”, los chamanes de la tribu son los más tatuados de la tribu, y son los únicos que tienen derecho a tatuarse la cara, cosa que se hace con símbolos sagrados.

Para esta cultura el tatuaje es el mayor gesto de belleza posible, y se realiza para que los jóvenes puedan pasar a la edad adulta, a partir de los doce años. Los hombres van más tatuados que las mujeres, y los motivos más usuales son largas líneas rectas horizontales y/o verticales a lo largo de todo el cuerpo. El orden en el que deben tatuarse es estrictamente torso anterior, espalda y brazos y piernas de arriba abajo, de manera que solo se llega a los tobillos o muñecas cuando se es de edad avanzada. Los habitantes del norte se diferencian de los del sur en que sus líneas se ondulan ligeramente.

Las mujeres tienen la particularidad de tatuarse una línea desde el mentón hasta el ombligo, y es conocido como el soplo de la vida, y representa la creación y el nacimiento, ya que une las dos vías respiratorias que tiene el niño antes y después de nacer.

 

Soplo de vida

 

Aparte de los tatuajes de largas líneas que más caracteriza a este pueblo, los mentawai también decoran con símbolos de animales y astros sus antebrazos y manos, además de los tobillos. Una tobillera suele significar que ya se es abuelo. Todos estos tatuajes son muy esquemáticos y lineales. Los mentawai también utilizan técnicas de modificación corporal, en especial el afilado de dientes.

En el norte de Sudamérica se conserva lo poco que queda de la cultura india americana, los Guaraníes, raza muy menguada por el contacto con Occidente debido a la carencia de anticuerpos de esta civilización contra la gripe y el sarampión. Dentro de este grupo de aldeas la más primaria reside en las junglas de Brasil, en los alrededores del río Xingu, donde existe una tribu indígena que no ha tenido contacto con el hombre blanco hasta 1971, los Asuriní. Aparte del tatuaje estos parientes de la raza india también practican la pintura corporal elaborada con un tinte hecho con extracto de zumo de jenipapo, que se ennegrece al contacto con el aire por oxidación y dura en la piel casi una semana. Esta pintura funciona como repelente para insectos y deflector solar, para evitar acaloramientos.

 

Tribus nativas americanas del Amazonas

 

Tanto en la pintura corporal como en el tatuaje los Asuriní se basan en unos complejos motivos geométricos conocidos como “ikwasiat” que adornan su cerámica de terracota y sus utensilios. Si la pintura usa estos motivos adaptados a la anatomía estará reafirmando su carácter humano, sin embargo si cubre la totalidad de su tronco brazos y muslos el portador estará negándolo, pasando a no tener edad ni sexo ni condición humana, sino que en este estado pertenecen al mundo sobrenatural.

En lo referente al tatuaje el hombre suele estar más tatuado que la mujer, y normalmente se realiza durante la ceremonia conocida como “turè”, un ritual que habitualmente se celebra tras haber matado a algún enemigo. En los hombres el tatuaje comienza con una línea horizontal que divide el cuerpo a la altura de los hombros y sobre estos cuando el portador había eliminado a algún enemigo se colocaban unos óvalos con motivos geométricos. En la mujer sin embargo la división se realiza verticalmente en el vientre, y en base a ella se realizan el resto de motivos que denotan las fases de su vida. Los motivos son indistintamente masculinos y femeninos, es la zona la que delimita su interpretación.

En el resto del cuerpo como en cara, piernas o brazos los Asuriní pueden tatuarse de la misma forma hombres y mujeres. Hay un tipo de pintura corporal que está reservado solo para la mujer y es conocido como “juaketé” o “pintura verdadera”. En este tipo de pintura el ikwasiat no domina sobre la anatomía sino que está supeditado por ella para realzar la condición humana, femenina y fértil de las jóvenes de la tribu.

En Indochina, en el triángulo formado por Tailandia, Laos y Camboya hay también un estilo muy tradicional que es realizado por los monjes budistas. Pese a que técnicamente no es una tribu, su forma de actuar y de vivir, enclaustrada, austera y llena de misticismo hacen que este sea el apartado más propio para tratarlo.

Tatuaje líneas mandala mujer

El tatuaje budista tailandés comparte con el Japonés el estilo Tebori de realización, el palilleo de una s

ola vara. Los monjes son tremendamente espirituales y son los encargados de realizar la técnica en su forma más primaria. Este estilo milenario ha sido también modernizado e influenciado por occidente, y no es extraño ver adaptaciones de este estilo a la cual no vamos a remitirnos.

El tatuaje en esencia para los monjes está basado en creencias mágicas y en su religión. El acto de tatuarse es un ritual místico dentro del templo (Wat) en el que la energía debe vibrar, para lo que no es inusual que el tatuador recite el Mantra mientras realiza el tatuaje. De esta manera se facilita que la energía fluya y que los símbolos realizados adquieran mayor potencia y carácter sagrado.

La mayoría de los motivos tatuados son religiosos y escrituras en su caligrafía propia, junto con temas geométricos lineales que acompañan la anatomía del cuerpo. También son comunes los animales que simbolizan fuerza y protección, como el tigre o el dragón, y su ubicación más habitual es el pecho y la espalda.

En la actualidad el tatuaje en Tailandia está dividido entre el tradicional y el moderno, que toma influencia del resto del mundo como Occidente. Es tanto el turismo que llega a Tailandia demandando su estilo tradicional de tatuajes que su gobierno está intentando prohibirlo. El motivo de ello es que ninguno de estos turistas pertenecen a su religión, y a veces se tatúan símbolos religiosos, que ya de por sí puede resultar a los budistas ofensivo por no saber su significado, en lugares inadecuados. Por ejemplo, es un insulto serio para ellos situar a Buda por debajo de la cintura.

Cuando pensamos en tatuajes tribales siempre pensamos en islas perdidas a medio mundo de Europa, pero no hace falta irse tan lejos. Concretamente en Herzegovina y Bosnia, hubo un estilo de tatuaje tribal católico que fue erradicado durante la II Guerra Mundial.

Bosnia está dividida en tres grupos según sus creencias; musulmanes, ortodoxos y católicos. Estos últimos son minoría, y tenían una tradición sobre el tatuaje muy particular enraizada en sus costumbres.

Para empezar, era bastante poco habitual ver a un varón tatuado. El tatuaje era mayoritariamente realizado y recibido por mujeres, y además tenía una fecha y un ritual muy concretos. La mayor parte de los tatuajes eran realizados el 19 de Marzo, fiesta conocida como “Sveti Josipa” (ayuno antes de la Pascua). Unos días antes de esta fiesta las mujeres preparaban la tinta a base de hollín de madera quemada, leche materna, saliva y miel o agua seguido de reposo hasta su utilización para que la evaporación aumentara el espesor del pigmento.

El día del “Sveti Josipa”, tras la misa se reunían en una plaza pública las niñas de entre 6 y 16 años y se tatuaban entre ellas. A los niños se les permitía tatuar a las ancianas y las comadronas. Esta tradición permitía a las jóvenes demostrar su coraje y embellecer su cuerpo.

 

Tatuajes de líneas y círculos

 

Entre los motivos tatuados destacan el “kriz” y el “kolo” (la cruz y el círculo), aunque también eran habituales las representaciones de astros y frutos, y de unas ramitas conocidas como “jelica” o “grancica”. Pese a que la religión de este pueblo sea la católica, hay evidencias de que esta tradición es precristiana, concretamente del período celta de Hallstat, ya que su simbología es en su mayoría pagana y posiblemente su cruz y círculo sean influencia de la famosa cruz celta.

Las manos y la cara eran como en casi todas las culturas tribales los lugares escogidos, sobre todo a raíz de los siglos del XV al XVIII. En esta época Bosnia estaba sometida al dominio del Imperio Otomano. Los católicos bosnios temían que sus hijas fueran secuestradas y violadas y sus hijos reclutados por el opresor ejército turco, por lo que tatuaban cruces, iniciales o nombres en las manos y caras de sus hijos como protección y para poder reconocerlos si algo pasaba. Todo esto cambió durante la Segunda Guerra Mundial, en la cual se destruyeron muchas vidas y estos pueblos se diseminaron y perdieron sus tradiciones más antiguas por miedo a limpiezas étnicas. De hecho, para diferenciar a estas etnias, los nazis solían tatuar a los prisioneros, especialmente a los judíos, un número de identificación en el antebrazo cuando los internaban en los campos de concentración.

El tatuaje cristiano ha sido prohibido habitualmente por la Iglesia, incluso por mandato bíblico (Leditico, 19, 28). Esta prohibición fue instaurada en el s III d.C. por Constantino, emperador romano que se convirtió al cristianismo en su lecho de muerte según se dice. Anteriormente muchos cristianos se hacían tatuar con carbón como pigmento una pequeña cruz en la muñeca (incluso existen rumores de que San Pablo se la hizo tatuar para recordar a Cristo) para tener un compromiso de por vida con su religión. Esto podía suponer la pena de muerte a quien lo portara. Existe una minoría cristiana en Egipto, los coptos, que también se hacían tatuar cruces en la muñeca aunque su iconografía es más religiosa y mucho más compleja.

En los países del Ártico encontramos diversas culturas con unas características muy comunes entre sí. Las zonas más pobladas son Groenlandia, el Estrecho de Bering y las Islas St Lawrence. Las tribus más conocidas son los esquimales en Alaska, los chuckchee en Siberia y los nuit, que se asentaban en la zona circumpolar. Se trata de civilizaciones antiquísimas. La prueba más antigua de su existencia consiste en una figura humana tallada en marfil que data del 1500 a.C. En el siglo XV d.C. se encontraron momias cuyos tatuajes son muy similares a los realizados en nuestros tiempos en estas tribus, lo cual indica que ha habido una continuidad en la tradición del tatuaje.

En el tatuaje ártico las aplicadoras de la técnica son exclusivamente mujeres, en especial las ancianas. Esto se debe a que los tatuajes se realizaban mediante la técnica del cosido de la piel, y las mujeres estaban acostumbradas a coser con precisión la piel para ropas o canoas. El tatuaje femenino era muy importante y peculiar. Las mujeres cuando maduraban eran tatuadas con un tatuaje conocido como tamlughun, que consistía en unas líneas en el mentón que indicaban a los varones que ya estaban en edad de procrear.

Las líneas del mentón eran un factor condicionante a la hora de encontrar pareja. Cuanto más delgadas fueran eran más deseables, ya que la sonrisa distendía y ensanchaba las líneas y los varones valoraban mucho que una esposa fuera seria y trabajadora. Otro factor importante del tatuaje facial femenino era porque podía salvar su vida. Las tribus rivales a veces realizaban incursiones al amanecer para asesinar a los hombres y secuestrar a las mujeres como esclavas dado el valor que otorgaban a las labores que estas desempeñaban. Debido al frío la cantidad de ropa impedía discernir a un hombre de una mujer con la poca luz del alba, por lo que los asaltantes las reconocían por los tatuajes del mentón y así salvaban la vida. Cuando las líneas del mentón se realizaban inclinabas era considerado un amuleto contra la esterilidad, al igual que en los muslos. Los muslos eran también tatuados para que lo primero que viera el recién nacido fuera algo hermoso.

El tatuaje masculino y el no exclusivamente femenino tienen en estas culturas un carácter sumamente solemne y ceremonioso. Son utilizados fundamentalmente para dos funciones, protección de los malos espíritus y atracción de animales para cazar.

 

Costumbres tribales del Ártico

 

Los nativos de los países árticos pensaban que las almas residían en las articulaciones, y que permitían las funciones vitales del cuerpo. La pérdida o deterioro de una de estas almas produce la enfermedad o la muerte, así que para amarrarlas se tatuaban las muñecas, codos, hombros, tobillos, rodillas y caderas. Las articulaciones eran también una vía de acceso para los espíritus malignos, por lo que en las ceremonias funerarias los encargados de manipular el cuerpo eran previamente tatuados para evitar que los malos espíritus latentes en el fiambre entren en ellos.

Los animales también morían de forma similar a las personas, y su espíritu tenía forma semihumana, el cual deambulaba cerca de su cuerpo durante un tiempo, al igual que el de los humanos. Cuando una persona mataba por primera vez a un animal se realizaba unos puntos en las articulaciones, los kakileq*, que protegen a quien los porta de las incursiones de los espíritus malignos y atraen las almas benignas. Estos tatuajes propician la buena suerte, especialmente en la caza de la ballena.

Los kakileq se realizaban en las articulaciones del cuerpo, aunque a veces se tatuaban en la frente la forma simbólica del animal matado. Estos tatuajes protectores eran conocidos como “guardianes” o “asistentes”. En la zona de Chukotka los asesinos también se tatuaban guardianes cuando mataban a un ser humano.

Los motivos tatuados en estos pueblos son geométricos, utilizando líneas rectas, triángulos, cruces, círculos y semicírculos. Muchos de estos símbolos representaban elementos animales estilizados, como por ejemplo colas de ballena.

Los tatuajes los realizaban habitualmente las ancianas, cosiendo por debajo de la piel un tendón animal enhebrado en una aguja de hueso, hierro o acero. El tendón estaba untado en un pigmento que elaboraban con negro de humo y grafito mezclados con orina y a veces aceite de foca. Los dos pigmentos eran considerados como elementos repelentes de los espíritus malignos, así como la orina, cuyo amoniaco ayudaba también a evitar infecciones. Estos elementos a menudo se esparcían alrededor de las casas para ahuyentar a los demonios.

Entre algunos de estos pueblos, en especial los esquimales, eran también frecuentes los piercing labiales. Estos piercings estaban hechos de marfil y evocaban los colmillos de las morsas o las manchas blancas de ambos lados de las orcas. Tenían también la función de amuletos protectores.

En las selvas ecuatoriales africanas se hallan las tribus de los pigmeos, distribuidas entre República Dominicana del Congo, Ruanda, Burundi, Uganda, Camerún, Guinea ecuatorial y algunos países más.

 

Diseño de nativos africanos

 

Estas tribus se clasifican entre los Binga, Aka, Baka, Kola, Bedzan, Bongo, Bambuti y Twa. Los pigmeos son un pueblo que siente un gran respeto por los espíritus de la naturaleza, en especial por “Jengi”, el alma de la jungla. Son cazadores recolectores, nunca cazan más de lo que van a consumir y reparten los alimentos entre toda la comunidad. Aunque basen sus conocimientos en la magia y la superstición, los pigmeos tienen grandes conocimientos de medicina natural. Descubiertos de forma intuitiva, esta sociedad tiene remedios para todos los males utilizando simplemente plantas y hierbas de su entorno. Sus curanderos son muy respetados entre las tribus con las que comercian, en especial por los bantúes. No en vano a pesar de su corta estatura (la estatura media de los varones pigmeos es de 1,5 metros) estamos ante una de las razas más longevas del planeta además de ser de las más antiguas, ya que evolutivamente se separaron del resto de las tribus hace unos 70000 años.

Dado el tono oscuro de su piel, los pigmeos no utilizan la pigmentación de esta sino la escarificación. Los motivos son líneas oblicuas distribuidas por todo el cuerpo, en especial la cara y el pecho. Son marcas distintivas de las etapas de la vida y de los logros conseguidos, y son realizados con un cuchillo afilado untado con aceite de hojas de palma para favorecer la cicatrización. Otra forma de modificación corporal que practican los pigmeos es el afilado de dientes, mordiendo un palo de madera mientras el aplicador talla los dientes con un trozo de metal golpeándolos cuidadosamente. Durante el transcurso del tallado el receptor de la técnica no puede mostrar dolor ni debilidad, y aparte de tener la funcionalidad de facilitar el desgarre de la carne en las comidas es signo de belleza estética tanto en hombres como en mujeres, al igual que en la cultura mentawai.


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